Hola a todos y a todas,
Por aquí ando de nuevo con mi MOOC sobre Neuroeducación. En esta unidad 4 estamos trabajando sobre al ansiedad y la autoestima en el aula.
A menudo la autoestima es una gran desconocida para nosotros, todos hablamos de ella pero no sabemos definirla con claridad. Es por ello que me gustaría comenzar esta entrada con dos conceptos que he tenido la suerte de estudiar a lo largo de este bloque del curso. El primero de estos conceptos es, valga la redundancia, el AUTOCONCEPTO. El auto-concepto es la suma de todas las partes que conforman nuestra persona, desde la dimensión física hasta la académica pasando por muchas otras. La AUTOESTIMA, sin embargo, es la medida o valor que realizamos de las distintas dimensiones de nuestra persona, es decir, de nuestro auto-concepto.
Una parte importante del trabajo dentro del aula es ayudar a nuestros alumnos a tener una buena autoestima, es decir, un concepto positivo sobre sí mismos. Para ello existen millones de estrategias. A continuación os comparto esta tabla con algunas estrategias que he implementado en el aula y que me sirven para trabajar el auto-concepto positivo y la autoestima.
ANTES
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AHORA
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Daba prioridad en la evaluación a las pruebas escritas que realizaban mis alumnos.
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Doy prioridad a los procesos en los que los alumnos tienen la posibilidad de desarrollar y demostrar sus habilidades.
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Evaluaba a mis alumnos vía calificaciones numéricas que posteriormente les comunicaba.
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Evalúo a mis alumnos mediante una rúbrica sencilla que comparto con ellos al terminar cada proceso de aprendizaje.
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No mostraba verdadera atención por conocer su opinión sobre su propio aprendizaje.
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Animo a mis alumnos a hacer una autoevaluación vía una rúbrica sencilla adaptada, para así saber qué opinan sobre sí mismos.
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Finalmente, tal como me pide el reto 4 del MOOC me gustaría compartir con vosotros una situación relacionada con el tema que tratamos y que se daba en mi aula con cierta facilidad.
Desde que llegué a mi aula de 5º de Primaria veía frecuentemente como los niños buscaban que les diera calificaciones numéricas prácticamente por todo. Nunca he sido profesora de hacer muchas pruebas escritas, razón por la cual no solía hacerlo con asiduidad. Un día vino un niño con claros síntomas de ansiedad a hablar conmigo. Me pedía por favor que le escribiera en su agenda personal alguna calificación para poder demostrar en casa que las cosas le iban bien en el colegio, porque sus padres no le creían cuando él se lo decía. En lugar de escribirle ninguna calificación me decidí a citar a sus padres en una tutoría.
Este hecho se repitió con dos alumnos más, motivo por el cuál decidí que algo debía cambiar en la manera de dar feedback a los alumnos. Siendo así diseñé un sistema personal de rúbricas en el que valoro todo lo que trabajo con los niños, desde destrezas básicas, hasta contenidos, comportamiento o su relación con el grupo. Una vez había atado todos los cabos cité a las familias en una reunión y compartí mis decisiones. Si bien al principio algunos eran reticentes al cambio (como siempre sucede cuando hay modificaciones y nos sacan de la famosa "zona de confort"), ahora todas las familias están encantadas. Frecuentemente me comunican que están muy contentas porque ahora saben qué falla y qué funciona en el proceso de aprendizaje de sus hijos. Sin embargo esto no es lo mejor, lo mejor es que por fin mis alumnos no se comparan con los demás ni se estresan ante la llegada de calificaciones. Realizan autoevaluaciones con minuciosidad y son sinceros y realistas. Todo ello ha hecho que las situaciones de ansiedad en cuanto a este aspecto desciendan considerablemente.
Dicho esto os animo a que os atreváis a dar feedback sin necesidad de calificación numérica, os aseguro que la responsabilidad de los alumnos aumenta cuando los dejas conocer y auto gestionar, minimiza la ansiedad y definitivamente aumenta la autoestima de los estudiantes.
¡HASTA PRONTO!