miércoles, 25 de marzo de 2020

LA INFORMACIÓN ES PODER

Hola a todos y a todas,

De nuevo ando por aquí, esta vez para poner el broche final al curso de neuropsicología que estoy realizando a través del centro de formación del profesorado (CPR) de la Región de Murcia. 

En la realización de esta tarea se nos pide que reflexionemos sobre una dificultad de las que hablamos en el post anterior y diseñemos estrategias metodológicas para ayudar a un alumno que pueda padecer dichas dificultades. Con este fin yo he decidido trabajar sobre la dislexia. En el caso de mi aula, que como dije en otras publicaciones pertenece a 6º curso, los alumnos deberían de haber alcanzado en general unos mínimos en cuanto a comprensión lectora, manejo de la sintaxis compleja, etc. Por lo que, siguiendo nuestra ficha de observación sobre la dislexia, deberíamos prestar atención a aquellos alumnos que presenten:
  • Errores en la lectura continua y lagunas en la comprensión.
  • Omisiones o alteraciones en el orden de las letras y las palabras.
  • Desorganización tanto en casa como en la escuela.
  • Dificultad para seguir instrucciones orales.
  • Aumento de la falta de confianza y la frustración.
  • Problemas de comprensión del lenguaje oral y escrito. 

Al principio del curso yo diseñé dos actividades “Un juego a nuestra medida” y “Si no lo encuentro...¿me lo invento?”. En ambas actividades un niño que presente dislexia podría trabajar, aunque es susceptible de tener problemas con algunos aspectos. En la siguiente tabla relacionaré las actividades propuestas con estrategias metodológicas para facilitar el aprendizaje mediante las mismas a alumnos que presenten dislexia:

ACTIVIDAD
DESARROLLO
ADAPTACIÓN METODOLÓGICA















UN JUEGO A NUESTRA MEDIDA
1. Los alumnos diseñan por equipos un prototipo de juego de mesa.
Al alumno con dificultades le explicaríamos paso por paso cómo hacerlo y le daríamos el protocolo para llevar a cabo la actividad por escrito.
2. Exponen su prototipo en el aula.
Le permitiríamos llevar un índice o esquema para presentar oralmente la actividad.
3. Se valora entre todos cuáles son los mejores prototipos, incluso si algunos de ellos se pueden fusionar.
No precisa adaptación.
4. Se elige por consenso qué juego de mesa realizaremos y qué cosas son las que tenemos que desarrollar.
No precisa adaptación.
5. Reparte el trabajo en los equipos y se realiza entre todos.
Tendríamos en cuenta el equipo en que se encuentra el alumno y le ofreceríamos un tipo de trabajo en el que sepamos que el alumno se va a desenvolver sin dificultad, de tal manera que se fortalezca su autoestima en el grupo de iguales.
6. Se evalúan los resultados.
Adaptaríamos los niveles de logro relativos a la expresión escrita.






SI NO LO ENCUENTRO…
¿ME LO INVENTO?
1.Los alumnos reciben un cuento (no muy largo, 15-20 líneas). Sin embargo al comenzar a leerlo descubren que no tiene sentido ya que el cuento ha sido desordenado.
Al alumno con dificultades le daríamos un cuento más corto, de máximo 6-8 líneas.
2.Individualmente deberán ordenar el texto de forma coherente.
Antes de ordenar el cuento trataremos de recordarle la importancia de los conectores y animaremos al alumno a que lea en voz alta el mismo cuando haya terminado de ordenarlo para así auto-evaluar su trabajo.
3. Una vez ordenado descubrirán que falta el final, el cual habrán de escribir.
No tendremos en cuenta la ortografía, si no que incidiremos en la creatividad y si el alumno es capaz de organizar un final con sentido lógico.
4.Finalmente, sin mirar en sus libretas, tratarán de contarnos oralmente el final creado por ellos mismos.
Permitiremos que el alumno lea la composición escrita o se apoye en aquellos recursos que sean convenientes a la hora de compartir su trabajo. 


Una vez terminada esta tarea me gustaría añadir la importancia de la detección temprana en las dificultades de aprendizaje. Realmente todavía desconozco si las dificultades de aprendizaje tienen un origen cognitivo o si dependen del contexto del niño, aunque mi formación y mi experiencia me llevan a pensar que puede ser lo uno, lo otro o una combinación de ambas situaciones. La cuestión es que, en cualquier caso, la mejor manera de solventar un problema es, como diríamos comúnmente: “pillarlo a tiempo”. 
En el caso de las dificultades de aprendizaje, conocer de forma temprana la situación del niño puede no llevar necesariamente a resolverla, sin embargo nos ofrece la posibilidad de formarnos e informarnos de cara a hacerle frente a la dificultad. ¿Qué es lo que quiero decir con esto? Pues la idea que trato de transmitir es que saber que el niño tiene cierta dificultad nos ayudará a la hora de generar estrategias y entornos de aprendizaje que a su vez impulsen al menor a adquirir todas aquellas herramientas que le sean necesarias de cara a superar los inconvenientes que se le puedan estar generando. Muchas veces los alumnos no dejan de padecer las dificultades, sin embargo tienen tantas herramientas para hacerles frente que el resto no llegamos a percibir que exista una dificultad.
Pues bien, si conseguimos detectar estas dificultades de forma temprana y empezar a dotar  de herramientas al alumno desde niño, ¿no pensamos que esto le beneficiará llegando incluso a hacer que su dificultad no sea más que una característica de su forma de aprendizaje?

Con esta pregunta y esta reflexión me despido.
¡Hasta la próxima!





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